martes, 30 de agosto de 2011

LA CEREMONIA DE EXALTACION

RESP:. LOG:. GÉNESIS Nº 68
A:.L:.G:.D:.G:.A:.D:.U:.
S:.F:.U:.
Plancha de 3er. Grado
La Ceremonia de Exaltación
Para algunos masones, la exaltación al Grado de Maestro explica el misterio de la muerte. Sin duda esa es una intención explícita. Pero fundamentalmente, lo que trasunta la ceremonia es un mensaje de vida, y de la única verdad  que aclara por qué estamos aquí y cual es la razón de esta existencia. Si solamente se intentara explicar el misterio de la muerte, bastaría con comprender que lo único seguro en la vida, es precisamente la muerte, que llegará tarde o temprano y entones tendremos la vivencia del más allá. Los estudios de apologética cristiana describen que la muerte es un misterio, porque su revelación aterraría a unos de tal manera que ya no podrían seguir viviendo, y a otros les encantaría tanto su belleza y felicidad, que probablemente ya no querrán estar en este mundo, e intentarían acabar con su existencia para pasar a mejor vida. En ambos casos sería el final de la humanidad. ¿Porque entonces buscar afanosamente conocer algo antes de su tiempo?
La ceremonia de Exaltación, nos ofrece mas bien una explicación sublime de vida. Nos dice que la muerte, como el error, vence porque no estudiamos el secreto de la vida, que es la verdad. La muerte no es más que una negación. En cambio, la vida es afirmación. La muerte es la infracción, la alteración de las leyes que rigen las combinaciones vitales; la muerte es el desorden, la anarquía, la violación y alteración a las normas de la naturaleza. Esa es la base de la muerte, porque es negación a las combinaciones armónicas, sistémicas de un organismo individual o social o de la misma naturaleza.
La Masonería nos revela en la ceremonia el secreto para combatir a la muerte, pero generalmente dejamos que semejante revelación pase inadvertida.  La ceremonia nos dice que busquemos la verdad, porque la vida se cura con la vida, y la vida, vence a la muerte. Para comprender mejor esta explicación, recordemos el principio hermético de que nada desaparece, todo cambia, todo se transforma.
Además de aclararnos el problema de la vida y la muerte,  la ceremonia de exaltación, llena de simbolismo,  nos explica que a la muerte ocasionada por la ignorancia o el vasallaje, le sigue una resurrección a la vida en libertad. La Leyenda del Tercer Grado, (En el ritual actual comprende tres partes, pero según Aliphas Leví, comprende cuatro leyendas que provienen de un antiguo ritual del siglo Noveno)  para comprenderla con propiedad, hay que vivirla más allá de la experiencia del ritual o la explicación literaria. Por ello se recomienda que en la ceremonia, los candidatos sean preparados convenientemente, que su participación sea comprometida, reflexiva y consciente. Que realmente el candidato se identifique con el Maestro, es la única forma de vivir la ceremonia.
Todos conocemos la Leyenda, de manera que vamos a sobrentenderla, para efectuar, más bien, una interpretación. Los que asesinaron al maestro Hiram están personificados en la Mentira, la Ignorancia y la Ambición. La Mentira atacó primero y le pegó un golpe en la garganta, símbolo del velo que cubre la verdad, ocultando siempre la realidad, mediante el engaño, la simulación o el fingimiento.
La Ignorancia asestó el segundo golpe, guiada por el engaño, se encargó de impartir imposturas. La Mentira y la Ignorancia son audaces y destruyen rápidamente. Pero ambas carecen de la inteligencia y capacidad de planificar el crimen. Solamente siguen a quien les ofrezca conseguir mas con menos esfuerzo.
Fue la Ambición la que se reservo el mortal golpe en la cabeza, guiada por la inteligencia negativa, la que había dirigido la trama, aprovechándose la credulidad, la bondad, solidaridad y buena fe de los demás obreros, decidió sacar ventaja, obtener mayor salario  y alcanzar jerarquía sin esforzarse ni merecerlo, ni dudar ante la conspiración que culmina con el crimen, asestando un certero golpe en la frente.
Para los masones, la mentira, la ignorancia y la ambición son vicios que amargan, destruyen y alejan al hombre de los manantiales de la regeneración y de la vivificación que tiene la fuerza de la naturaleza, que abre caminos a todas las aspiraciones, por el ritmo del esfuerzo, el trabajo y el estudio.
Alcanzar las cumbres es una meta ansiada por todo aquel que aspira a lo mejor. Como dice Gabriel García Marquez, todos quienen alcanzar la cima sin saber que el verdadero placer y felicidad, está en vencer la escarpada. Efectivamente, poco mérito tiene alcanzar la cima sin haber recorrido el camino, venciendo los obstáculos con el propio esfuerzo, y apreciando las maravillas que “miríadas de millones de seres ofrecen en ese incomparable palacio de armonía que es la naturaleza”, como el Maestro Hiram explica a los malos compañeros que pretenden el premio de la sabiduría, sin merecerlo ni esforzarse.¿Cómo, mediante la ignorancia, la mentira y ambición se podría comprender que el principio de la vida es uno solo?; ¿que todos tenemos el mismo origen, un mismo principio divino y que todos somos parte de ese principio? De la vida universal venimos y a la vida universal volveremos, y en este tránsito que debiera ser límpido, se tienen que vencer estos malos hábitos que nos apartan de las ondas claras y serenas, y de las vibraciones celestiales que están presentes en nosotros mismos, pero que no las descubrimos por la oscuridad de la ignorancia. Por eso es que buscamos la luz y la vida, y no la muerte que es la oscuridad. Este es el sentido que resplandece en la leyenda simbólica del grado.
La oscuridad no puede abrirse paso mediante el crimen. Por eso, los tres asesinos cuando se encuentran en torno al cadáver del Maestro Hiram, debieron sentir esa sensación que despedaza la conciencia por haber sido infieles a sus juramentos y compromisos. Mayor desazón debieron sentir, como si un abismo se abriera bajo ellos, al no contar con la palabra que buscaban y tanto ansiaban, porque el Maestro, cumplió sus juramentos, prefiriendo la muerte antes revelar los secretos.
Pretendiendo ocultar el homicidio, los tres malos compañeros resuelven conducir el cuerpo a una montaña, donde lo entierran y, aturdidos plantan sobre la fosa ramas de acacia para ocultar la tierra removida.
Luego fueron a ocultarse en una profunda cueva, vana precaución, porque llevaban consigo sus propias conciencias horrorizadas, pues pretender que la razón no acuse al culpable es como impedir que las semillas de  trigo germinen. Podrán obstruirse algunas, pero una es suficiente para generar vida y muchas espigas y millones de semillas que se esparcirán por la faz de la tierra divulgando la verdad. La noche pasa, y viene el día y con él la luz.
Así aparece la aurora del día siguiente, convocando a los obreros del Templo al trabajo. ¡Y cual será la sorpresa y turbación! al no encontrar al querido Maestro, que siempre era el primero en llegar, y el último en retirarse al descanso. Lo buscan ansiosos, lo llaman con una congoja creciente. El Maestro Hiram no aparece ni responde. Donde el día anterior repercutían las alegres notas del trabajo, ahora todo yace envuelto en silenciosa tristeza y desolación. Se hace imposible trabajar en el desorden y la ignorancia. Hiram representaba la verdad que alumbra, la razón que guía y la verdad inspirada. Su ausencia apaga la alegría.
Siete días transcurrieron en la más punzante zozobra; presa Salomón de la misma pena, y participando de las sospechas del crimen, que también comenzaban a asaltar a los obreros, nombró en grupos de a tres, una comisión de nueve maestros de completa confianza para que investigaran lo que había sucedido con el maestro.
Entretanto, aprovechándose de la confusión que sobrevino al Taller y además para eliminar sospechas, volvieron los Tres Malos Compañeros al Templo y se mezclaron con los obreros de la Magna Obra. Así la mentira, la ignorancia y la ambición, se presentaron para consolar y confundir. Creyendo por el momento asegurada su impunidad, continuaron sus planes ambiciosos. Propusieron glorificar al Maestro levantándole altares para que le tributasen culto los hombres.
Muchos se dejaron seducir, pero los prevenidos no entraron en el juego. La anarquía se produjo, rota la cadena de unión, que era la fuerza de aquella sencilla y sincera familia, los buenos quedaron a merced de los malvados y los extraviados.
Felizmente, la vegetación de la mentira y del error es efímera: crece a veces, rápida y avasalladora, pero su savia es débil y enfermiza, se agota al fin; mientras que la vegetación de la verdad y la justicia, aunque lenta, es indestructible. Inútiles fueron ya las intrigas a que apelaron los traidores.
De los nueve comisionados por Salomón, todos pagaron con la vida la lealtad y su denuedo, pero eran remplazados por otros igualmente animosos y convencidos de que sus esfuerzos no serían inútiles. Otros nueve tuvieron que ser convocados. De este último grupo, tres emprendieron la exploración hacia el medio día, tres al oriente y tres al occidente, prometiendo reunirse al noveno día de búsqueda. Uno de ellos, hallándose extenuado, quiso descansar e intentado sentarse en tierra se agarró de una mata de acacia, pero esta se desprendió, dejando al descubierto la tierra recién removida. Se reunió con sus compañeros y les refirió el hallazgo. Juntos fueron al lugar y escarbaron hasta encontrar un cadáver y reconocer a su Maestro. Se horrorizaron y retrocedieron al sentir el mal olor y la descomposición. Después, uno de ellos tomó valor y descendió a la fosa, intentó sacar el cuerpo y no pudo. La carne se desprendía de los huesos. Otro de los exploradores intentó y tampoco pudo. El tercero, que era el más viejo y sabio, puso la rodilla y el pecho sobre el cuerpo de Hiram, lo agarró por la muñeca derecha y por el hombro izquierdo y logró levantarlo. Llevaron el cuerpo a Jerusalén, y lo depositaron en el Templo. Se efectuaron las honras fúnebres y, Salomón, inmediatamente después, organizó la búsqueda de los traidores… pero esa es otra leyenda masónica, que dio lugar a la simbología de la marcha, posición al Orden y signo del Tercer Grado.
Lo que para los maestros debe merecer meditación, son los conceptos de la vida, y que el cadáver putrefacto de Hiram, demuestra que no resucitan las formas muertas y usadas, lo que no debe confundirse con la inmortalidad o la resurrección.
Así se presenta la Leyenda de Hiram en cada ceremonia de exaltación a la maestría. Como podemos comprender el doloroso drama del Maestro Hiram personifica el prototipo justo que triunfa sobre la muerte y la corrupción, la renovación de la vida individual más allá de la muerte aparente.
Hiram se presta a interpretaciones amplias como la alegoría de los fenómenos de la naturaleza cósmica, gobernados por sus leyes de vida y de muerte en sus transformaciones periódicas. Esto es, tratándose de sociedades, por leyes de armonía y desorden, de composición y descomposición, de progresos y regresiones, sobre todo es un símbolo moral y de justicia.

Hiram es el hombre de bien perseguido injustamente, el pensador vilipendiado, el inventor despreciado. Es Prometeo encadenado en su roca; es De Molay en la hoguera; son los filósofos y herejes sacrificados por la Inquisición; los intelectuales arrojados al exilio por pensar diferente. Es todo aquel que sufre por una causa justa.
No obstante, Hiram no es sólo el justo, sino que representa la Justicia. Es la libertad encadenada. Es la civilización amenazada por la depredación. Es la cultura intelectual y moral de un pueblo minado por la superstición y el fanatismo. Es la idea de progreso, bajo todas sus formas, frustrada por las ambiciones de grupos de poder.
Pero la libertad y la justicia, la civilización y el progreso son fuerzas indestructibles que, como Hiram, pueden sufrir un eclipse momentáneo, pero que, al igual que los Hijos de la Luz, persisten y viven bajo la rama de acacia hasta que amanezca el día en que la humanidad toda desee romper las cadenas de la mentira, la ignorancia y la ambición que mantienen en vilo el progreso de la humanidad. A pesar del ritmo, de los obstáculos, frenos y retrocesos, la evolución marcha hacia un porvenir mejor. Depende de nosotros.

M:.M:. Guido Pizarroso Durán
Ex  V:.M:.  de la R:.L:. “Génesis Nº 68
La Paz, Bolivia
 BIBLIOGRAFIA:
El Libro de los Esplendores, Aliphas Levi
Sembrabdo para Cosechar G:L::B:.